miércoles, 15 de abril de 2009

La casa de los Espíritus - Capítulos XIII-Epílogo

Capítulo XIII El Terror
El día del golpe de estado, la Marina se sublevó y Jaime fue llamado al congreso para ver al Presidente. Estuvo con él cuando sucedió el bombardeo y cuando murió. Luego fue llevado al Ministerio de Defenza donde le querían hacer mentir sobre la muerte del Presidente. Como se negó, lo llevarón desnudo y atado con alambres de púas, a las pesebreras donde se pudrió en vida. Lo fusilaron luego en un descampado.
Mientras tanto, Esteban celebraba el triunfo de su partido, y sólo se enteró de la muerte de Jaime cuando se le apareció su fantasma.
El país se reabasteció, pero los precios eran tan caros que casi nadie compraba. Muchos soldados abusaban de su autoridad. Esteban se preocupaba de que no le informaran nada del nuevo gobierno, pero lo ignoró pensando que era algo necesario para restaurar el orden.
Una vez se le devolvió Las Tres Marías, se lanzó sobre los campesinos con la rabia que había acumulad; quemó sus casas y otras pertenencias y los botó para siempre. Luego se dio cuenta de que se había excedido y esperó a que volvieran arrepentidos, pero no lo hicieron.
Con el tiempo, hasta Trueba se dio cuenta de que los militares pensaban quedarse con el poder y no dárselo a los de la derecha, y admitió que se había equivocado.
El Ministerio de Defensa convocó a varias personas, y quienes asistieron fueron fusilados. Pedro Tercero, sin embargo, se salvó y Blanca lo refugió en su casa. Luego de tenerlo en secreto por varios meses, se lo contó a su padre. Como éste ya no sentía odio ni rencor contra él, le ayudó a salir del país junto con Blanca y se quedo solo con Alba.
Alba escondía a los prófugos en la Casa de la Esquina y un día contó entre ellos a Miguel, que ahora era un guerrillero. Para ayudarlo, lo llevó a la montaña donde ella y su tío Jaime enterraron las armas, diciendo que iban de paseo con los niños. Una vez más, Esteban reconstruyó Las Tres Marías y con el dinero que obtenía le mandaba una mensualidad a Blanca.
De repente, unos "policías" entraron a la Casa de la Esquina de noche, y destrozaron todo, buscando guerrilleros y refugiados. Ordenaron a Trueba firmar un papel diciendo que el registro fue un acto civilizado, pero él se negó. Se llevaron a Alba y la entregaron a Esteban García.


Capítulo XIV La Hora de la Verdad
Esteban García llevó a Alba a los calabozos y la torturó para saber el paradero de Miguel y otros guerrilleros, desquitándose, al mismo tiempo, de los años que sufrió por ser un hijo bastardo.
Alba trataba de usar lo que aprendió de su tío Nicolás sobre el dolor, lo que ayudó a que no enloqueciera. Cuando ya estaba moribunda encontró consuelo en el espíritu de Clara que la visitó y le dijo que escribiera en su mente lo que le pasaba.
Mientras tanto, Esteban hacía cuanto podía. Visitó el Cristóbal Colón, del que Tránsito era ahora dueña, y le pidió ayuda para encontrar a Alba. Tiempo después, Tránsito lo llamó y le dijo que la había encontrado.



Epílogo
Luego de semanas de encierro y tortura, Alba fue liberada y fue recibida por su abuelo. Trueba le dijo que el ya sabía acerca de su relación con Miguel, y que juntos la habían buscado. Miguel había sido el que le aconsejó pedir ayuda a Tránsito. Alba entonces, relata todo lo que pasó durante su encierro. Fue ahí donde se enteró de que Amanda también había sido capturada y que murió en una de las torturas para averiguar el paradero de Miguel. Alba también relata su estadía en un campo de concentración de mujeres donde sobrellevó mejor su dolor y la discapacidad de su mano mutilada.
Mientras esperaban la llegada de Miguel, Esteban y Alba ordenaron la casa. Luego, Esteban le pidió que escribiera todo en un libro. Alba lo hizo con ayuda de los cuadernos de Clara y la intacta memoria de Esteban. Esteban murió en los brazos de su nieta, tranquilo, murmurando los nombres “Clara” y “Rosa”.
Alba estaba embarazada. No sabía si de Miguel, o de algún violador en los calabozos, pero no le importaba, la niña en su vientre era, sobre todo, suya.

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